
El concepto de “fe” es muy curioso y cuando nos remitimos a la palabra hebrea que lo designa, Emunah (אמונה), descubrimos que en realidad quiere decir “certeza”, “veracidad”. ¿En qué quedamos?
La fe, tal como la conocemos y la tenemos, tiene que ver con lo oscuro, con las tinieblas. Creemos en lo que no vemos. Los antiguos hablaban de “la fe del carbonero”, lo cual no deja de ser curioso porque un carbonero no tiene forzosamente más fe que un sacerdote o que un campesino. Si se habla de la fe del carbonero es porque está siempre suele ir vestido de negro y machado de negro por el carbón. Esto nos enseña que la fe tiene que ver con lo negro, con la oscuridad.
Louis Cattiaux invitaba a los buscadores a “desarrollar nuestras raíces en las tinieblas de la fe nutritiva”. “Tinieblas” es lo que no se ve, como no se ven las raíces de un árbol que muchas veces son mucho mayores que el árbol mismo.
Leemos en Salmos (XCIII-1):
“Se vistió el Eterno de fortaleza, se ciñó”.
Los cabalistas nos enseñan que esta fortaleza Az (עז) es la fe y lo relacionan con una página del Talmud, tratado de Shabbat (77 b):
“Rabbí Zeira le preguntó a Rabbí Iehudah:
Por qué las cabras caminan a la cabeza (del rebaño) y luego (siguen) las ovejas.
Rabbí Iehudah le contestó que:
Es como en la creación el mundo, que en principio fue oscuro y luego fue la luz”.
Los comentaristas clásicos nos ofrecen una interesante interpretación: las cabras, que suelen ser negras, preceden a las ovejas, que suelen ser blancas. Esta explicación, sin embargo, precisa a su vez de otra explicación. Los cabalistas irán más allá y relacionarán Eiza (עיזא) que en arameo significa “cabra” con Az (עז), que en el Salmo significaba “fortaleza”. La raíz Az (עז) significa “fuerte”, “poderoso”. Ez (עז) en hebreo es “chivo”, “macho cabrío”. Es, pues, lógico que no sólo por ser negras sino sobre todo por ser más fuertes que las ovejas, las cabras fueran a la cabeza del rebaño para defenderlo de los posibles desencuentros. Sin embargo, su comparación con la oscuridad, Joshej (חשך) de la creación del mundo nos abre otras perspectivas.
Por paradójico que pueda parecer, tinieblas y luz son lo mismo en dos estados distintos. Fe y certeza también son lo mismo en dos estados distintos.
Leemos en el libro de Genesis (I-13):
ויהי-ערב ויהי-בקר, יום שלישי
“Y fue de tarde, y fue de mañana, el tercer día”.
Vemos que ya ha habido separación entre la luz y la oscuridad, precisamente en el tercer día. El número 3 es el que resuelve la dualidad, representada por el 2. Cuando calculamos la guematria de BeIom haShlishi (ביום השלישי), “en el tercer día”, vemos que es 713:
58 = ביום
655 = השלישי
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713
Se trata, como nos enseñan los cabalistas de la suma de la guematria de Torah (תורה), 611, y Emunah (אמונה), 102.
La fe es tinieblas si no va acompañada de la Torah. Cuando Fe y Torah están unidas, tenemos la certeza. Y no es oscura como la fe, es luminosa como la Torah. Y, una buena noticia, (אמונה), “fe” está relacionado etimológicamente con Hitamen (התאמן), “entrenarse”. Podemos entrenarnos y desarrollar nuestra fe para convertirla en certeza gracias a la Torah.
JULI PERADEJORDI
Torah, Emunah, Juli Peradejordi, guematria, Talmud, Zohar, cábala