A veces creemos construir pero en realidad estamos destruyendo, nos estamos autodestruyendo.
Imaginemos a alguien que decide edificar una casa, por ejemplo, en Safed, donde vivieron grandes cabalistas y Tzadikim. Imaginemos, también por ejemplo, que lo hace con dinero robado. ¿Cómo puede creer que le va a salir bien? Le hubiera bastado con leer (y aplicar) las palabras de (Jeremías XXII-13):
הוי בנה ביתו בלא-צדק, ועליותיו בלא משפט; ברעהו יעבד חנם, ופעלו לא יתן-לו
“¡Ay del que edifica su casa sin justicia, y sus salas y no en juicio, sirviéndose de su prójimo de balde, y no dándole el salario de su trabajo!”.
La guematria nos va a revelar quiénes son ese tipo de personas que engañan, roban, estafan y no pagan a quienes emplean: son gente sin escrúpulos que ni creen ni merecen el mundo porvenir. Son gente sin Torah, aunque a veces se dediquen a enseñarla.
Su vida está limitada a este mundo, el Olam haZe (עולם הזה). Veamos la guematria de esta expresión:
עולם = 706
הזה = 17
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723
Se trata de la misma que la de “Ay del que edifica su casa sin justicia” (הוי בנה ביתו בלא-צדק).
הוי = 21
בנה = 57
ביתו = 418
בלא-צדק = 227
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723
Pero hay aún más, si calculamos ahora la guematria de “y no dándole el salario de su trabajo” (ופעלו לא יתן לו), obtenemos 719. Si le sumamos 4 por las cuatro palabras que componen la frase, de nuevo obtenemos 723:
ופעלו = 192
לא = 31
יתן = 460
לו = 36
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719 + 4 = 723
JULI PERADEJORDI