Una vez me dictaron en sueños un curioso aforismo que he intentado encontrar infructuosamente a través de Google. Fue durante una pesadilla en la que aparecía un personaje al que conocí bien y que disfrazado de judío ortodoxo se dedicó a engañar a diestra y siniestra.
El aforismo en cuestión decía así:
“Cuando la mentira se quiere esconder, se disfraza de verdad”.
Sabemos que la mentira (y el mentiroso) son bien poca cosa. Un sabio al que conocí de joven decía que “qui ment ne pese”, aquel que miente no tiene peso. El mentiroso puede medir casi dos metros y tener una protuberante barriga, pero su alma no pesa nada.
Cuando a 600, la guematria de Sheker (שקר), “mentira” le restamos 441, la guematria de Emeth (אמת), “verdad”, obtenemos 159. Este número se escribe en hebreo Kof (ק), Nun (נ) y Teth (ט), que forman la palabra Kanet (קנט), “ofensivo”, “enojoso”.
ש = 300
ק = 100
ר = 200
———–
600
א = 1
מ = 40
ת = 400
————–
441
Es realmente enojoso tener que aguantar a la mentira, pero lo es más cuando está disfrazada de verdad. Ofende.
JULI PERADEJORDI
Enoja, ofende y sobre todo traumatiza y duele mucho y mucho tiempo… Pero algo peor es como un pegamento que nos une al ofensor aunque ya no este y que perpetua el sufrimiento. Esto es lo que me preocupa por todos los perjudicados a los que amo y entre los que me cuento.
Gracias Lokita, es como aquellos gusanos venenosos que van dejando su baba, una baba abyecta que perdura en el tiempo…