LA CREACIÓN DEL MUNDO:
REVELACIÓN DE LA VOLUNTAD DIVINA
Hasta aquí nos referimos a la voluntad del hombre y a su creatividad. Pasemos a considerar la voluntad y creatividad Divina. El mundo en el cual vivimos y que ha sido creado en seis días, ha atravesado también los niveles anteriormente expuestos. Al principio existió la voluntad Divina de crear el mundo.
La voluntad, al igual que el pensamiento, es algo oculto, conocido sólo por su dueño. La voluntad del hombre es su pura esencia, y ésta puede revelarse y expresarse de tal modo que los otros la conozcan e incluso la compartan con él. Cuando construimos la casa se dio a conocer nuestra voluntad, y de este modo pasó la voluntad de lo oculto a lo manifiesto, y de la potencia al acto. De modo similar la creación del mundo es una revelación de la Voluntad del Creador, es decir, que a través de la creación del mundo se revela que hubo una voluntad precedente de crearlo.
No podemos sacar ninguna conclusión sobre la capacidad Divina basándonos en Su Creación. Más aún: si creemos que la capacidad Divina y Su voluntad son infinitas, nada Le impediría crear otro mundo, mejor aún y más perfecto. Pero si a pesar de todo Él creó el mundo tal como es, se debe a que limitó Su voluntad en función de Su objetivo. Vemos así que Dios limitó Su voluntad y conformó el mundo no de acuerdo a Sus facultades sino que Se impuso una auto-limitación con el objeto de crear el mundo acorde a Su propósito.
LA VOLUNTAD SIMPLE (Ein Sof) Y LA VOLUNTAD LIMITADA
Tenemos aquí dos aspectos de la voluntad Divina:
a) la voluntad Divina ilimitada,
b) la voluntad Divina limitada.
Al primer aspecto los cabalistas lo denominan voluntad simple o Ein Sof, infinito; y al segundo lo llaman sefirot, emanaciones.
Es decir, El Eterno creó un mundo limitado a través de su voluntad limitada o sefirot. El tema de las sefirot es fundamental en la comprensión del estudio de la Cábala y más adelante le dedicaremos un capítulo especial, pero señalaremos aquí que las sefirot pueden ser definidas como segmentos de la voluntad limitada.
Es decir, la creación del mundo es la manifestación de la voluntad divina de crearlo. El Eterno quiso crear un mundo carente y defectuoso para que los seres humanos, dotados de libre albedrío, corrijan su imperfección a través del servicio al Creador.
Si hubiese creado el mundo de acuerdo con Su magnitud y omnipotencia, el mismo sería perfecto y no cabría lugar para el trabajo espiritual del hombre. En otras palabras, el Creador reveló sólo su voluntad y su capacidad limitadas. Además el Creador quiso expresar Su voluntad limitada gradualmente, revelación tras revelación.
Las diez sefirot son los poderes a través de los cuales El Eterno creó los mundos, y ellos son el instrumento a través del cual se revela Su voluntad limitada, y por medio de quienes creó un universo limitado e imperfecto. Debemos hacer hincapié en que todo nuestro estudio gira únicamente en torno a la voluntad limitada, ya que de ningún modo podemos entender ni aprehender en absoluto a la voluntad simple, la voluntad ilimitada del Creador. Más aún, tenemos prohibido investigar y ocuparnos de este tema, sobre el cual se dijo:
“No investigues lo que sobrepasa tu capacidad”.
El Zohar califica a la voluntad simple divina como la voluntad de todas las voluntades, la fuente y raíz a partir de la cual serán reveladas todas las voluntades en sus más ínfimos detalles.
La voluntad simple, el Ein Sof, es la raíz de todo lo que se conformó en el pasado, de lo que existe ahora y de lo que se manifestará en el futuro, es decir, el Ein Sof incluye en sí a la realidad entera. Para aclarar un poco esta idea usaremos un ejemplo. Cuando hablamos de infinito en términos matemáticos nos referimos a un número que no tiene mayor que él. Sin embargo, los cabalistas se refieren al concepto de infinito de un modo diferente.
El número infinito es aquel ante el cual todos los otros números son nulos, tal como el cero se anula frente a cualquier cifra. Incluso el infinito menos uno es nulo frente al número infinito, tal como el cero es nulo frente al infinito. Toda la realidad es nula frente a la voluntad simple, el Ein Sof. Llegados a este punto explicaremos un versículo de Salmos (113:5):
“¡Quién como El Eterno, nuestro Dios, que mora en las alturas, se reclina a contemplar el cielo y la tierra!”.
La grandeza y el poder divinos son tales que frente a ellos, el cielo y la tierra son totalmente nulos y carentes de sentido. Esta es la respuesta a quienes alegan que el Creador presta atención y cuida solamente a las creaciones más elevadas pero no se ocupa de los seres inferiores, como por ejemplo el hombre.
Esta es una alegación absurda, porque en comparación con la grandeza del Creador, el Infinito, tanto lo grande como lo pequeño son nada ante Él. Por el contrario, la grandeza del Creador se expresa en que considera y supervisa a todos por igual, y esto es lo que expresamos en nuestros rezos de las Altas Fiestas, Rosh Hashaná y Iom Kipur:
“Quien iguala a grandes y pequeños con equidad”.
¿Esto es todo lo del curso? ¿Cómo puedo seguir estudiando?