Aunque la fiesta de Sant Jordi, conocida como Día del Libro, es relativamente reciente, contiene ciertos vestigios tradicionales bastante interesantes. En el imaginario popular de prácticamente todos los pueblos perdura aún la imagen de la pérfida serpiente que provocó la caída de Adán y Eva en forma de reptil, serpiente o dragón.
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Louis Cattiaux escribió que:
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“La desobediencia y la absorción de un fruto mezclado fue lo que nos precipitó en la muerte: La obediencia y la absorción de un fruto puro será lo que nos restablecerá en la vida”.
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Sabemos por el Zohar que Adán tenía un libro. Cuando junto con Eva fueron expulsados del paraíso, el libro se volatilizó como nos explica el Zohar (I-37b).
Este libro, “dulce como la miel” lo volvemos a encontrar en el libro de Ezequiel (III-1) cuando Dios le dice:
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בן-אדם, את אשר-תמצא אכול: אכול את-המגלה הזאת, ולך דבר אל-בית ישראל
“Hijo del hombre, come lo que has encontrado, cómete este rollo y ve a hablar con la casa de Israel”.
La palabra para “libro” es aquí “rollo”, Meguilah (מגלה) pues en aquella época los libros se escribían en rollos de pergamino. La guematria de Meguilah (מגלה) es 78 y coincide con la de Lehem (לחם), “pan”, “alimento”.
Comer el fruto puro no parece ser distinto de comer el libro…
Todo esto nos recuerda a un maravilloso pasaje del Asno de Oro de Apuleyo en el cual nuestro protagonista, Lucius, que quiere decir “luz”, convertido en asno (un poco como el hombre a raíz de la caída) necesita comer una rosa para recuperar su estado humano original. La escena no carece de humor porque cada vez que está a punto de hacerlo, se acuerda de que está desnudo y siente vergüenza (también como el hombre a raíz de la caída). Sin embargo, hace un esfuerzo, supera su vergüenza y come la rosa. Acto seguido es cubierto con un manto luminoso, que recuerda al cuerpo de luz que Adán perdió cuando comió del fruto prohibido y se percató de que estaba desnudo.
Ezequiel se come un libro, Lucius una rosa. Todo parece indicar que se trata de dos símbolos de la misma cosa, el “fruto puro”, “que nos restablecerá en la vida”.
El libro y la rosa se reencuentran cada año el 23 de abril en la fiesta de Sant Jordi, en plena primavera. Libro y rosa, en hebreo Sefer Vered (ספר וורד) son sin duda el secreto de los secretos, Sodi Sodot (סודי סודות), ya que la guematria de ambas expresiones es la misma, 556
¡Ojalá tengamos que olfato que nos permitirá reconocer el perfume del Libro! ¡Ojalá perdamos la vergüenza y saboreemos la dulzura de la rosa!
JULI PERADEJORDI